martes, 29 de noviembre de 2016

LA POLÍTICA, LA SEGURIDAD CIUDADANA Y LA CORRUPCIÓN EN EL PERÚ


En el primer debate presidencial de este año en Estados Unidos, la candidata demócrata Hillary Clinton señaló, con referencia a los problemas del sistema penal en dicho país, que “no podemos limitarnos a decir ´ley y orden´. Tenemos que presentar un plan”. Lo hizo frente a las destempladas afirmaciones de su contendor, quien nos hizo recordar a muchos políticos locales que también recurren al discurso firme y “encabritado” de la seguridad, pero a la hora de tomar acción no tienen idea de lo que ello significa o, lo que es peor, instauran medidas “eficaces” que constituyen graves violaciones de los derechos humanos y, finalmente, no solucionan el problema, sino que lo agravan.

Este tipo de políticos abundan hoy en el Legislativo. Últimamente hemos visto a diversos personajes que le exigen al Ejecutivo de turno que tome medidas “concretas e inmediatas para luchar contra la inseguridad” y que “sea inflexible con la corrupción”, a lo que suelen añadir opiniones autoritarias que entienden que la defensa de derechos fundamentales en el proceso penal es un “obstáculo” para acabar con el crimen. Y lo más penoso es que algunos son abogados.


Afortunadamente, tenemos la impresión de que la nueva gestión gubernamental tendría una voluntad y disposición distintas. Al menos eso parece leerse de la solicitud de facultades remitida al Legislativo mediante oficio número 182-2016-PR. Si bien se trata de un documento muy general, que deberá ser debatido en los próximos días, podemos extraer de él la visión general del Ejecutivo en materia de lucha contra la seguridad ciudadana, la cual no se limita al campo de la legislación penal. Y ello hay que resaltarlo.

Según el aludido oficio, el Ejecutivo se propone “formular una política pública de prevención social del delito”. En esa línea entendemos que se sitúan sus propuestas para reformar el Sistema Nacional Penitenciario (con lo que se podría reducir, a corto plazo, la criminalidad desde la cárcel y, a mediano plazo, la reincidencia en el delito) y fortalecer el Sistema de Prevención del Lavado de Activos (con lo que podría obstaculizarse la actividad de grandes organizaciones criminales, al perturbar sus caudales de dinero).


Así, el Ejecutivo al menos en papel- ha manifestado su compromiso para combinar medidas eficaces de lucha contra el crimen con una visión preventiva y garantista del sector interior. Sostiene, por ejemplo, que se propone “adoptar medidas de prevención social de la delincuencia y participación ciudadana” y “reestructurar el Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, mejorando la articulación multisectorial, intergubernamental y la participación ciudadana, así como la cooperación entre la Policía Nacional del Perú y los Gobiernos Locales y Regionales”.


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